Domingo Alberto Rangel tuvo la amabilidad de referirme su artículo «Sobre Nacionalidad, Diálogo y Tiempo Perdido» a mi cuenta de twitter. He creído pertinente usar a Demolición Bolivariana para crear el espacio de conversación que twitter no me puede dar. Gracias, Domingo Alberto.
ENTRE BOMBAS DE HUMO Y HABLACHENTOS
El relativismo con el que tratamos las cosas en Venezuela es el principal mecanismo por el cual la táctica conjunta del trapo rojo y del huir para adelante, sigue vigente luego de 17 años del mismo truco. Es como que si al Coyote siempre le funcionara la trampa y el Correcaminos siempre saliera fuñido. Cuando tenemos un «liderazgo» que considera como un poder válido del Estado, o peor, como una Institución, a un TSJ capaz de sentenciar como inconstitucional la Ley de Gravedad, para impedir judicialmente que «las cosas caigan por su propio peso», estamos tan mal ellos como nosotros. El TSJ fabrica potes de humo al mismo ritmo que el socialismo produce hambre, miseria y muerte. Lo mismo cuando insiste en votaciones dirigidas por un CNE viciado y custodiadas por el verdadero partido de gobierno: la Fuerza Armada Bolivariana.
Discrepo puntualmente contigo, respecto de la nacionalidad de Maduro, porque él fue puesto en Miraflores mucho después de promulgada La CRBV, y obviamente, mucho después de que la señora Teresa lo trajera al mundo. La disposición constitucional rige a partir del mismo día del Deslave de Vargas, y fue convenientemente barrida bajo la alfombra por el CNE en 2013. Pero volvemos a caer en la trampa del relativismo, porque con la misma vara que medimos a Maduro, debemos medir a la AN, que acepta entre sus tripas a militares activos como Diosdado Cabello y a ministros como el pelón Rodríguez, claros y obvios agentes del Ejecutivo Nacional. No es muy ético criticar la obsecuencia del TSJ y el CNE al Ejecutivo, al mismo tiempo de darle base por bolas a la separación de poderes en el seno de la AN. Pero sí, es muy cierto, que por ser más importante la volatilidad mediática del escándalo noticioso, el asunto de la nacionalidad de Maduro durará hasta el próximo escándalo. Que lamentablemente para el régimen, no fue el de la conversación en Dominicana.
«Y del cañón de mi regolvel salen balas de amol.» ¿Quieres vel, basura escuálida?
Con tu permiso, cito textual tu frase: «La política es antes que nada una actividad diseñada para evitar los daños que causan en la economía y en la población o infraestructura, ir a la violencia cada vez que determinado pueblo quiere cambiar de mandamás.» ¿Pero qué pasa cuando uno de los actores hace de la violencia el eje central de su política?¿Cómo manejarse con eso? Es mi apreciación la de alguien que no vive de arrear bolsas un domingo para que vayan a votar, pero que más bien se siente estafado por estos. Cada vez que al régimen se le prende fuego la cocina, pela por el extintor de un viciado diálogo. Sucedió luego del 2002, y otras tantas veces. Se reúnen con el enemigo (nunca adversarios), que trae un guión diseñado en Washington, y por lo tanto, de la bandeja de tequeños no pasarán, con el premeditado objetivo de enfriar las cosas y poder reorganizar la ofensiva. Y con esa intransigencia, los famosos diálogos de la oposición oficial venezolana con la tiranía de Miraflores, siempre quedan en lo mismo: Comprar tiempo para que el régimen arregle las patas de su silla, por medio del miedo, el soborno, la represión y la violencia.
¿Diálogo o boxeo de sombra?
- ¿Dónde e que quiere tú el diálago, en el güiro o en la cotillas? Habla, diaglo
El diálogo es bueno cuando las partes están dispuestas a dialogar. No es el caso. El chavismo no dialoga. Su ADN militar no lo deja. Su resentimiento social telúrico, fuente de su sed de sangre y violencia, le ordena destruir al enemigo, no convenir con el adversario sobre puntos comunes. El diálogo de Dominicana no es una traición a priori, pero llamar diálogo a sentarse a recibir órdenes y aliento a níspero de Elías Jaua, y flatulencias de Delcy Rodríguez, es ser parte de una triste farsa. Porque la contraparte, los arrieros bailoterápicos, solo se benefician de perpetuar su status quo, no con el fin de la tragedia socialista, asesina serial de pueblos.
La palabra de moda, para los «líderes» bailoterápicos, es Revocatorio. Como lo fue también en 2004. Recuerdo unas presidenciales, en las que pregunté cuáles eran las primeras medidas de resultar ganador Manuel Rosales. La respuesta fue «Primero que gane, después ya se verá», de boca de un altísimo dirigente de Un Nuevo Tiempo. Todo lo de ellos es bajar el mango más alto, pero luego no saben si se lo van a comer, lo van a madurar, lo van a hacer en dulce, no saben si viene mordido de rata… El plan muere con la pedrada que logre hacer caer al mango. Lo de ellos, como bien lo decís, es su proyección electoral. Luego de conocer que Maduro salga revocado, veremos. Gene Sharp lo dice muy claramente: Lo primero que se requiere para derrotar a un gobierno autoritario, es tener un plan. Y la oposición oficial, no lo tiene. Solo cuenta con una piedra, un mango y algo de puntería. Después vemos.
Al que me vuelva a hablar de María Corina lo saco de la bailoterapia. ¡PONGAN SALSA!
Aún el diálogo es posible y necesario, pero no así, como lo plantean esos actores. El hambre y la falta de medicinas matan sin preguntar por el carnet del partido. La inseguridad también. Son eventos que a todos nos afectan. La secta del Gobierno se dice dueña de la verdad histórica, y todo lo que se le cuestione, la mayoría de las veces con toda razón, es un plan del imperialismo para subyugarnos nuevamente como pueblo. La oposición oficial, de socialdemócratas, socialistas y bailoterápicos todos, está desconectada de los breves tiempos y máximas urgencias del ciudadano de a pie. Ese, al que solo les interesa arrear a votar el domingo que el CNE programe. Claramente, ni en Dominicana ni en ninguna otra parte van a dialogar sobre hambre, medicinas, saqueos, narcotráfico, pranes ni violencia criminal.
Creo, Domingo Alberto, que igualmente esta nueva compra de tiempo del régimen de Maduro, no le va a servir de nada. Ya el tsunami que lo va a tirar al sumidero de la historia, arrancó y viene en camino. Cuando se levante la pared de agua, no habrá tiempo más tiempo que comprar. Ni para ellos, ni para nadie. Y como cabe gente en ese nadie, comenzando por nosotros dos.