Previamente…
Hicimos el recuento de la vida en el espacio fronterizo durante las cuatro décadas previas al baño de salmuera podrida que le cayó a Venezuela luego de 1999. La frontera venezolana es un espacio muy vivo, con intensas interacciones sociales, económicas y ambientales. La visión oficial ha sido, históricamente, la de una frontera equivalente al foso del castillo, lleno de caimanes, caribes y de las descargas fecales del castillo. Con dos o tres puentes por donde nuestro estado todopoderoso controla fieramente el acceso a nuestro castillo.
Pero ese Estado ineficiente estaba muy ocupado bailando los mosaicos de la Billo’s en las fastuosas fiestas del Círculo Militar. No se dio cuenta de que el foso se secó y sedimentó. Que creció un bosque, y que los siervos a ambos lados del antiguo foso, pudieron cruzar, comunicarse, comerciar, y cuando vinieron a ver, lo que antes era una barrera infranqueable para defender al castillo, ahora era un espacio de vida muy activo por sí mismo. Pero dentro de las paredes del Gran Salón del Círculo Militar del Castillo, el discurso oficial era que el foso seguía siendo infranqueable.
Sin embargo, a estas alturas caigo en cuenta que se ha omitido un importante elemento que ha estado presente todo el tiempo en la frontera. Continuar leyendo